lunes, 15 de octubre de 2012

La Borraja, espacio gastronómico



Situado en el barrio del realejo se encuentra el restaurante La Borraja, un espacio gastronómico fruto de la carrera profesional de Miguel Dorado, chef y propietario. Quien a dedicado toda su vida a la Gastronomía, y cuya inquietud por seguir formandose le ha llevado incluso a trabajar para la casa real Marroquí.

En Diciembre de 2011 inauguró en Granada este restaurante en el que hoy hemos pasado unos horitas degustando su comida.




Para comenzar nos han servido por cortesía de la casa, a modo de tapa, paté de rape acompañado de panecillos tostados.
Con mucho ojo en la selección de la vajilla y el montaje del plato, colocado sobre plato de pizarra y servido con cuchara para helados (Supongo, por la forma) en una salsera de cerámica.

Una pena que el pan que han servido para acompañar la comida no fuera también tostado, pues estaba ya un pelín seco. Vamos, como se queda el pan cuando lleva cortado desde por la mañana...

 


Para compartir hemos pedido "BFC" Borraga Fried chicken, tiras de pollo rebozadas en Kellogs.
Con una presentación divertida, en un recipiente de cartón parecido a los típicos que se ven en las peliculas cuando piden chino para llevar y enrollados en un poco de Papel Kraft, dando así el aspecto de haberlos pedido en un restaurante de comida rápida y dando juego con su propio nombre.

De nuevo sobre plato de pizarra... Bueno ahora que lo pienso todo ha sido servido sobre plato de pizarra... Y con una salsera de cerámica con una forma de lo más federacionista (Si, referencia a Star Trek).

La pena es que por lo menos para mi este entrante se ha quedado en eso, la presentación, pues de sabor me ha dejado bastante que desear. El pollo se intuye entre tanto cereal y a mi parecer la salsa no acompaña lo suficiente a las tiras.

El siguiente entrante que hemos pedido han sido unas verduritas en tempura con langostinos... Que, amigo, tres langostinos no hacen una galaxia, y para compartir entre cuatro se han tenido que hacer malabarismos con los langostinos. Eso si, dejando de lado eso. Excelentes! Tanto su presentación (en una lata negra con su tapilla abierta y Papel Kraft again) como su sabor. Con la tempura perfecta y acompañado de un ali oli delicioso.


Después de estos entrantes damos paso a los correspondientes platos principales de cada uno, yo he quedado muy muy contento con mi plato, Magret de pato con manzana. Pero los demás no han quedado tan satisfechos.

Comenzaré con las malas reacciones, basadas en el arroz negro con ali oli y la coca pizza.


La presentación del arroz se realiza en una cazuelita bastante mona, y aunque no lo he probado las reacciones que me han comentado han sido que estaba algo soso y que la tinta no aportaba mucho sabor.

La coca pizza quizás ha sido la mayor decepción. Se presenta también en una cazuelita, pero sobre... ¿Papel Kraft? de nuevo? si.. y con el sutil problema de que el papel se pega a la coca pizza, haciendo que al rato estés hasta los cojones un poco harto de sacarte papelitos de la boca.

Palabras del comensal: - Esta buena, es sabrosa, las cosas saben a lo que tienen que saber, pero es que el papel está un poco soso -


 Pero oye, no os confundáis por que esté criticando algunos de sus platos. Al igual que Grandes directores de cine tienen películas mejores y peores, en cualquier restaurante se tienen mejores y peores platos. Y yo ahora quiero hacer hincapié en el que me ha parecido uno de sus platos estrella. El magret de pato.

Presentado junto a un higo cortado en cuatro cuartos que aporta un punto interesante de color y sabor al plato, y colocado troceado sobre un lecho de manzanas con romero.
Sobre el pato destacan unas escamas de sal que potencian soberanamente el sabor del mismo. Toda una experiencia.

El sabor, la textura, la mezcla de dulce y salado, la presentación... Todo! Hacen de este plato una delicia para los sentidos.




Para finalizar pedimos varios cafés, pues ningún postre llamaba demasiado nuestra atención, demasiado chocolate blanco para unos comensales que consideran que eso no debería ser llamado siquiera chocolate.

Los cafés vinieron acompañados de unos chupitos de hierbas cortesía de la casa, que hemos tenido que dejar a un lado por que ya habíamos regado la comida con suficiente tinto de verano.


También destacar que la atención proporcionada por el servicio ha sido excelente, sin ser excesiva ni cargante, pero siempre estando la camarera atenta a nuestras necesidades.

Realmente recomendable aunque algunos platos brillen más que otros.


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